En el enfoque de las constelaciones familiares, el trauma entre víctima y victimario se examina al sacar a la luz las dinámicas familiares subyacentes que perpetúan el dolor. El proceso busca reconocer y validar el sufrimiento de ambas partes, enfatizando la importancia de la comprensión y el perdón. A través de la representación simbólica de estas relaciones, se facilita un espacio para que ambos lados reconozcan su rol y su humanidad compartida. Esto no solo ayuda a aliviar las cargas emocionales de los individuos involucrados, sino que también trabaja para restaurar el equilibrio y la armonía en el sistema familiar. Al hacer esto, se busca romper los patrones traumáticos que podrían afectar a las generaciones futuras, permitiendo que los descendientes vivan libres de esas influencias pasadas.